Un poco antes de la media tarde del pasado sábado un nutrido grupo de personas uniformadas y condecoradas entraron en la Iglesia de Santa Lucía para asistir a un particular evento.
Y es que un año más la parroquia santanderina fue testigo de la Ceremonia de Ingreso en el Ilustre Cuerpo de Hijosdalgo de la Montaña y Antiguos Solares de Cantabria que, coincidiendo casi con la celebración de Nuestra Señora de la Bien Aparecida, parece que se está convirtiendo en el cierre oficial del veraneo en la ciudad.
Un total de trece nuevos miembros, nueve caballeros y cuatro damas, acompañados de numerosos invitados, entre los que se encontraban autoridades, personajes relevantes de nuestra Comunidad Autónoma, como el etnógrafo del Centro de Estudios Montañeses, Fernando Gomarín, el economista Eduardo Zúñiga o el empresario José María Mazarrasa, y representantes de la mayoría de las Órdenes de Caballería y Asociaciones e Instituciones Nobiliarias de toda España, juraron lealtad al Rey y se comprometieron a defender la Patria y sus tradiciones.
Así, entre las autoridades y representando al Gobierno Regional estuvo presente el Director General del Servicio de Emergencias, Iñigo Claramunt, mientras que por parte del Ayuntamiento de Santander asisitieron el Concejal de Economía y Hacienda, Victoriano González Huergo y el Concejal de Patrimonio, Javier Ceruti.
Con ellos acudieron el Delegado de Defensa de Cantabria, Coronel Emiliano Blanco y el Comandante Naval de Santander, Carlos Bonoplata.
La Santa Sede, por su parte, estuvo representada por la Soberana Orden de Malta y por las Lugartenencias Occidental y Oriental de la Orden del Santo Sepulcro de Jerusalén.
Tampoco quisieron faltar a la cita una veintena de las más importantes Corporaciones Nobiliarias de toda España como la Real Maestranza de Caballería de Zaragoza, la Orden Constantiniana de San Jorge, la Real Cofradía del Portillo de Zaragoza, el Real Estamento Militar de Gerona y la Real Hermandad de Infanzones de Illescas
Además, estuvieron presentes la Real Hermandad de Caballeros Cubicularios de Zamora, el Real Cuerpo de la Nobleza de Asturias, el Real Gremio de Halconeros de España y las Maestranzas de Caballería de San Fernando y de Castilla.
De otros lugares del país llegaron también la Diputación de los Doce Linajes de Soria, los Infanzones del Reino de Valencia, la Asociación de Hidalgos de Cuenca y el Muy Ilustre Capítulo del Corpus Christi de Toledo, mientras que la Hermandad de Caballeros de Santo Toribio de Liébana fue la otra institución de nuestra región que participó en el encuentro.
El resto de corporaciones, como la Real y Militar Orden de San Hermenegildo y San Fernando, la Diputación de la Grandeza de España y Títulos del Reino, el Real Cuerpo de la Nobleza de Madrid, las Reales Maestranzas de Caballería de Sevilla, Granada y Valencia, el Real Cuerpo de
la Nobleza de Cataluña o la Real Asociación de Hidalgos de España excusaron su asistencia y lamentaron profundamente no haber podido estar presentes en la ceremonia de este año.
El solemne acto comenzó a las seis de la tarde, cuando los antiguos y nuevos caballeros y damas se reunieron en Capítulo para evaluar la trayectoria del Cuerpo y planificar los objetivos previstos para el nuevo curso.
A continuación, y tras recibir a más de un centenar de invitados, la Iglesia de Santa Lucia, sencillamente engalanada con centros de flores y con las banderas de España y de Cantabria. sirvió de marco para la celebración de la Ceremonia, que se inició con la bendición de las Medallas Corporativas de la Asociación para continuar con el juramento de los nuevos miembros que prometieron lealtad absoluta al Rey y a la Princesa de Asturias y se comprometieron firmemente a la defensa de la Patria y de sus tradiciones.
Momentos antes, mientras los invitados ocupaban los bancos traseros de la iglesia, los jurandos, precedidos por el Maestro de Ceremonias, Ignacio de Diego, y escoltados por otros miembros de la Noble Junta de Gobierno como Femando Martínez-Valle, Patricia de la Vega, Joaquín Ruiz de Villa y Pilar Fernández-Cano desfilaban en dos filas paralelas por la vía sacra del templo hasta situarse en sus respectivos asientos.
Una vez todos ubicados, el Secretario General, José María Martín-Abad, se dirigió al atril, desde donde solicitó al Decano-Presidente, Fernando Gómez de Olea, que permitiera el comienzo de la ceremonia.
A continuación, se fue llamando a cada uno de los aspirantes que se acercaban hasta el altar y, arrodillados sobre un reclinatorio, respondían al sacerdote celebrante, Padre Miguel Fuentes, que les preguntaba solemnemente si juraban defender la Religión Católica, la Patria y las Ordenanzas del Ilustre Cuerpo, que principalmente se resumen en fidelidad al Rey y servicio permanentes a España y a Cantabria, con el inmesurable apoyo de Nuestra Señora de la Bien Aparecida.
Tras el juramento, los nuevos Caballeros y Damas recibían la medalla y el diploma acreditativo de su nueva condición.
Después del acto de ingreso se procedió a la celebración de la santa eucaristía que, como ya hemos mencionado, fue oficiada por el Padre Miguel Fuentes, quien pronunció una emotiva homilía en la que resaltó el “inmenso valor de la compasión y de los valores cristianos con los enfermos y con los desfavorecidos e instó a las instituciones a combatir las incipientes desigualdades de la sociedad actual”
Todo el transcurso de la ceremonia también contó con la presencia del Maestro Organista Óscar Rodríguez Pastora que interpretó magistralmente un variado y significativo repertorio de piezas, entre las que destacaron la Salve Marinera, el Himno Nacional y el Himno de Cantabria.
Tras las fotos de familia, todos los caballeros y damas, acompañados de sus invitados, se trasladaron al Palacio de la Magdalena donde se sirvió un cóctel de gala y el Decano-Presidente, Fernando Gómez de Olea, agradeció a todo el público su asistencia y pronunció un discurso en el que destacó el carácter recio, noble y trabajador de los cántabros y la grandeza, historia y tradición de la Montaña.
Para ello, repasó de manera excelentemente ilustrada la trayectoria de nuestro pueblo, patria de bravos guerreros desde la Reconquista y de insignes literatos, como Quevedo, Calderón de
la Barca o Menéndez y Pelayo, y cuna de valientes navegantes, que sirvieron a la Corona en España y en las Indias, así como de aventureros y emprendedores, personalizados, principalmente, en los jándalos y los indianos.
Por último, recordó la obligación de todo hijodalgo de ser recto y bondadoso, como lo fueron sus padres y antecesores y “porque es sabido desde tiempo inmemorial, que un rey nobles puede hacer pero un hidalgo solo lo hace Dios y el tiempo”.
Posteriormente, y ya para finalizar la noche, se procedió a brindar por Cantabria, por España y por el Rey y el resto de la velada discurrió en un distendido, agradable y entrañable ambiente familiar.