El estamento nobiliario español, tradicionalmente asociado a los títulos del reino y con frecuencia originado en el dominio de territorios y señoríos, tiene su base y origen en la hidalguía o nobleza de sangre y en los caballeros de las órdenes que en mesnadas ayudaban a los reyes en la reconquista.
Desde los primeros cristianos viejos que la iniciaron con Don Pelayo, hasta los que la culminaron con los Reyes Católicos, pasando por los infanzones, hubo numerosos hijosdalgo que a través del servicio de las armas y al estilo de las cruzadas, se ganaron su prestigio e influencia social.
Con la aparición de los ejércitos, los Hidalgos tuvieron una crisis de identidad en los dos siglos renacentistas, pero recuperaron su posición de privilegio y poder con la dinastía de los Borbón, en la que la hidalguía adquirió el rol de servicio a la Corona y al Estado, con la legitimidad y el rigor que las Reales Chancillerías les otorgaban en los Pleitos y en las Reales Provisiones de Hidalguía.

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